He sentido el azul del mar inundar mis ojos, converger con mi espíritu, aliarse con mi alma. El mar me ha integrado entre sus partículas y me he encontrado unida al universo. El mar me ha calmado porque sé que en su abrazo me acoge en el seno de la más íntima naturaleza que genera la vida, el movimiento maternal y primigenio que inspira a Ser.
jueves, 10 de octubre de 2024
Miro hacia el mar y ya lo echo en falta
miércoles, 2 de octubre de 2024
Inexorable Otoño
Inexorable Otoño
El otoño lucha por imponerse sobre un verano ya tímido y débil que, sin embargo, intenta no perder sus redaños. Inútil tarea la del pobre verano que mansamente se ve obligado a darle paso a la tercera estación del año y quedan en el recuerdo los agradables y extensos días cálidos que incitaban a la expansión, al baño y a la ropa ligera despreocupada que nos concedían la ilusión de una juventud renovada.
Pero el sentido de la vida nos obliga lentamente a aceptar la pérdida de vigor que con el otoño nos espera para, finalmente, adormecernos y claustrarnos en el frío invierno que tomará su relevo tras un periodo de aceptación sumisa con el que el otoño se resarce en nuestros espíritus, demasiado acostumbrados a aceptar las premisas del tiempo.
Los párpados de los más sentidos caen lentamente, obligados a aceptar las cadenas inexorables del espacio que se reduce a sí mismo, del viento y la lluvia que acompañarán a las tristes temperaturas que nos obligarán a cubrir nuestros cuerpos y desposeernos de la calidez del Sol que inundaba con su tierno abrazo nuestros sentidos.
Pobre verano que tendrá que aceptar su relevo.
domingo, 21 de julio de 2024
El deseo en un cuarto vacío
Quisiera encerrarme en un cuarto vacío, sin nada en su
interior que pueda distraer mis pensamientos, sin ningún objeto que reclame mi
atención, nada que pueda servirme de fuga para el único objetivo de llorar, esa
actividad que no ejerzo desde hace tantos años.
Creo que fue una vil criatura
la que me arrancó un pedazo de mi ser, ese que estaba creado para asumir la
misión de desahogar la última esquina de mis sentimientos en la que una fina
barrera cumplía la misión de contener el llanto o dejar desbordarlo hacia un
exterior que se convertía en recaudador de mi angustia, en el único abrazo que
me permitía sosiego.
Como un borracho que cuando llega al límite de su aguante
vomita el caudal de su consumo, tras lo que se queda satisfecho y consigue que
su mente comience a razonar la forma de llegar cuanto antes al catre y ofrecer
los delirios a Morfeo, quien cuidará de ti y aprovechará tus salvajes sueños
para tejer su leyenda.
Llorar…esa aspiración física y emocional que cuando la nombro se me representa como un desierto conmigo en medio y rodeada de amplios espacios-tiempos en los que me siento completamente abandonada y anonadada de mis propios ojos secos que son la alarma de un espíritu árido y condenado a la soledad.
sábado, 6 de julio de 2024
Todas las Mañanas
Todas las mañanas una luz iracunda entra por mi ventana y,
con sus iridiscencias viscosas, se apodera de mi cuerpo y mi mente logrando
arrastrarme al vil fango diario de la rutina dictada por los que…no se sabe
quiénes …nos arrastran a la cotidianidad de un ritual satánico en el que se adormece
la sabiduría y la rebelión que nos han proporcionado horas antes los sueños, el
único escape de esta celda a la que han atornillado mis pensamientos.
Volutas de recuerdos de una historia revelada por los años
de una existencia involuntaria e imaginada bajo un patrón concebido de
antemano, se revuelcan con la masa gris que encarnan mis pensamientos y un
sabor ácido se adueña de mi boca y una mirada lasciva naufraga en el agua gris
y triste de un grifo abierto sin razón alguna.
No puedo volver a la cama para reencontrarme con mis
demonios alados que me trasladan al inhóspito vergel de los sátrapas que se
adueñan de mis mejores momentos de ausencia, así pues, recojo de antemano en un
saco los minutos que se descabezan del reloj de pared, todos los que me quedan
hasta que les pida auxilio, que suele producirse a la misma hora en que las
horas han reunido suficientes segundos.
He abierto los ojos con un café insatisfecho y observo en mi
derredor la quietud de una habitación que todavía no tiene movimiento, porque
aguarda a que el Sol pase aceleradamente por la ventana para poder demostrar la
terrible sospecha de que su letargo es permanente, de que sólo con mis ojos
podrá sentirse presente.
Abrir la puerta que me conduce a la calle es abrir el umbral
del infierno y traspaso primero un pie y luego otro, observando sus respuestas
ante la temible audacia de encontrarme con el otro, ese con el que me cruzaré
en la calle y que posiblemente lleve en su frente grabados sus recuerdos a los
que no me querré acercar. Quizá me encuentre con alguna sonrisa sumisa y
temerosa de que le mire a los ojos o quizá sea yo a la que me tiemblen las carnes
ante la mirada de alguien que, con perspicacia, se apodere de mis bajezas, de
mis propias limitaciones y extraiga de ellas un veredicto para ser quemada en
la hoguera.
Volveré a casa con la satisfacción de haber superado la
prueba, pero con la certidumbre de que los días que me restan por librar la
batalla habré de esconder el saco de mis sueños e ignorar la pesadumbre y la
miseria que se ha adueñado de mi estancia entre estos pequeños metros cuadrados
en los que habita mi existencia.
miércoles, 15 de febrero de 2023
Se han Quedado Mudas las Palabras
Las palabras se han quedado mudas, han sido cercenadas con la guadaña de una realidad que, perpleja, se mantiene observadora de la muerte del espíritu, de la destrucción de los siglos de fervor a los sentimientos que hicieron posible que el ser humano pusiera recta su espalda.
No resta mucho por decir nada porque el cielo plomizo se ha desplomado sobre nuestras miradas hasta transformarlas en borrosas imágenes de lo que desde hace siglos y Eras tratamos de conquistar con la ayuda trasformadora del alma, una ilusión humana, una revolución permanente, una quimera que se hizo alcanzable.
Pero hemos perdido todo, ya nos han desposeído del aliento que alimentaba el hambre de conocimiento, la ambición de amar y ser amados, la comunión con la Tierra y la perplejidad de asomarse el Sol cuando la Luna optaba por apartarse de nuestra visión tras el amanecer. Nos han supuesto perdedores de lo más preciado del planeta y del germen de nuestro origen. Nos quieren ver destruidos y muertos, ignorantes de que se levantarán legiones tantas como propósitos tengan de destrucción.
Poco tiempo les queda a los adoradores de Satanás para ver,
por fin, sus tumbas abiertas esperando su llegada inefable, destino ineludible
de aquellos que han intentado exterminar al ser humano y con él, de la mano, al
Dios de la Creación y de la Vida. Pobres diablos!!!
Isabel Martínez Pita
domingo, 21 de agosto de 2022
Pobre Payaso
Me viste pasar a tu lado y yo me
sorprendí al verte en frente de mi al sentarme. Ni una palabra. Ni una sonrisa
dibujó en ningún momento tu rostro y tus ojos se habían hecho pequeños, quizás
la amargura y la rabia con la que hablabas antes con frecuencia se han hecho ya
costumbre y se han apoderado de lo que te quedaba de bondad y de alegría y, lo más
triste, de tus grandes y claros ojos, aquellos con los que amabas.
Sentado con una pareja con la
que en ningún momento sonreíste. No, tú no eras ese que estaba sentado enfrente
de mí, eras un fantasma envejecido del pasado. Entonces comprendí que tú no habías
llegado nunca a ser actor como te creías, habías sido siempre un payaso,
encerrado en su vanidad y prepotencia con la que disfrazabas tus prejuicios y
complejos.
Y te reías y hacías reír, pero
en realidad sólo te reías de los demás, los menospreciabas, te daban asco y
entonces tu cara se trasformaba en una mueca nauseabunda de desprecio. Pero los
necesitabas, nos necesitabas e inventabas papeles con los que adular para
tenernos atrapados entre tus hilos, con los que creías manejarnos a tu antojo.
Pobre payaso, tan solo y
triste, y tan necesitado, dejando cadáveres a tu paso cuando ya nos habías
borrado el nombre, porque a otro habías atrapado con tus hueros encantos. Incapaz
de apreciar el aprecio, incapaz de saltar las barreras para ofrecer tu mano, caricatura
de ti mismo, señuelo de don juan venido a menos.
Escritor de palabras
encadenadas que creías brillantes y, sin embargo, eran solo altares a los
atributos sexuales de los hombres que creías haber enamorado. Leer lo que
considerabas tu poesía era un atentado a la belleza y a los poetas que durante
siglos han engrandecido los sentimientos y han suscitado vuelos hacia espacios
intangibles.
Ahora imagino que habrás hecho
conmigo lo que tantas veces hiciste con los demás, cubrirme de heces para que
nadie se acercara a mi…en eso sí eres maestro y tiene que ver mucho con tu
poesía porque tienes obsesión por lo escatológico y te resarces en ello y lo
sublimas.
La muestra de tu indiferencia,
me demostraste, enfrente de mí, que era una herida abierta que no has podido
cicatrizar porque careces de la valentía de saltar los muros que te tienen
cercada el alma.
sábado, 4 de diciembre de 2021
¿Qué es la Nueva Normalidad?
¿Todavía son unos analfabetos los que quieren manejar el mundo porque no tienen sentido sus vidas sin apoderarse de lo que carecen?.
Me cuesta ya pensar que es solo el dinero lo que les convierte en viles y asesinos. Es mucho más lo que les incita a crear el odio, a matar a gente con la eutanasia deliberada y con los abortos conscientes. Me cuesta comprender qué subyace y se cuece en el espíritu de ese tipo de gente que, al parecer, son millones.
Normalidad, señores y señoras, es lo que ha acontecido a los seres humanos desde que tuvieron vida, desde que fueron peces (se supone que procedemos del agua) hasta que nos hicimos mayores y nos convertimos en seres pensantes. Normalidad es continuar la especie y favorecer las ambiciones humanas que, durante siglos, nos han proporcionado las artes, las letras, la ciencia, la comprensión, incluso saber dar un abrazo en el momento oportuno o construir grandes obras que nunca perecerán por su magnificencia y grandiosidad, e intentar, en el pequeño círculo, formar una familia y un hogar que nos aporte alegría y en el que desarrollar nuestro amor por los demás, aunque, a veces, sea difícil…, pero esa es la pretensión.
Todas estas cosas no son producto de una “normalidad” que haya que cambiar, señores expertos, son razones de nuestra existencia y evolución. Son propias de los seres humanos que han hecho de este planeta un lugar maravilloso donde vivir, pero porque el alma se transmite de generación en generación y nos ha hecho que la columna vertebral tenga una posición erecta y una cabeza alta para mirar más allá del horizonte, para surcar mares y mirar las estrellas e incluso preguntarnos acerca de las razones de su luminosidad o de su movimiento continuo.
La civilización empieza a extinguirse, el ser humano ya está manipulado y colapsado por toda la información de la imagen, el sonido y la palabra que han intentado deshacerse de lo más genuino de nuestra especie que es haber hecho de este planeta un lugar donde los colores son infinitos, donde la creación ha estado en nuestras manos proporcionando cabida a nuestros logros con los de la vida y ser compañeros de ella para engrandecerla.
Ya no vale nada. Ni siquiera es el retroceso de nuestra especie, es simplemente la destrucción de ella, su ignición.
La normalidad, señores y señoras, no hay que ni nombrarla porque no cabe en sus cabezas inútiles y analfabetas. La normalidad es el transcurso del tiempo que pasa entre nuestras manos labrando destinos y realizando obras.
La “nueva normalidad” de la que ustedes hablan está hecha para los que nunca han podido mirar al cielo y observar y preguntarse la distancia que hay entre nosotros y las estrellas para intentar recorrer el camino.
domingo, 14 de noviembre de 2021
martes, 26 de octubre de 2021
Sabor a Lerez
Ese sabor a Lerez que me hizo poeta, la entrañable sabiduría de las amapolas que me ayudaron a conocer el mundo, la hierba alta que me alcanzaba la cabeza y el agua que fluía de recónditas fuentes que reclamaban mi presencia.
Todos ellos son retazos dibujados en mi rostro, clavados en mi mirada y haciéndome daño por su añoranza en mi alma.
Mi piel tiene sabor a ti y a tus días de mar entre pinos y eucaliptos salvajes que se mecían entre las sonrisas de mi padre, el único ser que recuerdo enternecido con el paisaje.
Qué forma de pasar tiene el tiempo, despreciando la foto amarillenta que intenta salvarse de las manos enemigas que no consideran el color que imprime el pasado, de los ojos sorprendidos de un instante y, quizás, aunque nadie lo supiera, de un camino hacia la eternidad.
Qué lenguaje es el que nos prestan para ser personas, para reconocer nuestro legado, dar color a las piedras de nuestro camino y recoger las lágrimas que se derraman con cada paso que damos equivocado.
De qué
material está compuesto el mundo que no se acerca un ápice al amor.
miércoles, 2 de junio de 2021
A Roberto Cazorla
Llorar, para qué. Si pudiera con las lágrimas crear un
bosque, si con ello evitara la pena, si pudiera evadir la nostalgia y entender
las palabras esdrújulas que ponen el énfasis en el límite de la palabra, quizás
me merecería el esfuerzo, pero me falta el cobijo de la palabra serena, del
sosiego del aire en el placer del paisaje.
Me falta el amigo que esperé y nunca reconoció mi sonrisa
agradecida de su presencia y su mirada, a la que me faltaron notas musicales
para añadir a su grandeza por ser poeta que engrandecía mi alma y pintaba de
colores con pinceladas abstractas sus manos guiadas por aves extrañas. Me falta
el color de su alma, rellano de hospitalarias olas azules de los mares que culminan
agonizando en una isla entendedora de amores y eternos dioses creadores de
estrellas y cuentos interminables con fines inalcanzables.
Me faltas, amor, y me falta tu grandeza. Así te cuide Dios y
te resguarde tu sonrisa y tu mirada, digna de antiguos dioses y hechiceros
querubines inspirados en tu mágica pócima de sabiduría inalcanzable, de notas
musicales y palmas abiertas. Ojalá me concedas el beneplácito de haber sido en
un tiempo tu amiga y haber rozado en algún momento el hálito del aliento que
colorea tu presencia.
Ojalá, Cuba, toda entera, supo que Ceiba Mocha fue tuya porque
la creaste diosa y alimentaste su alma de sus frutas tropicales y de sus
ardientes mujeres, de las bocas del deseo y de las pieles abiertas. Ojalá que
tus ojos alcancen a verme para reconocerme como una amiga, como compañera de
sueños y espacios abiertos.
Ojalá, Roberto Cazorla, me vuelvas a mirar a los ojos y
expresar tus deseos.
Isabel Martínez Pita
martes, 1 de junio de 2021
Fantasmas con Sonrisas borradas
El alma siente lo que el cerebro olvida y
transforma miles de formas para no imprimir sus imágenes en las pupilas
cansadas de tantas historias ya escritas, de tantos seres que de tan amados se
hicieron perversos. Me cansan los brazos, me tiembla el pulso y las piernas se
resisten a caminar por no encontrar guijarros que me hagan retroceder para
volver a mis días pasados, aunque los que procedan sean siniestros.
Se me agota el aliento de no encontrar el
sustento que pinte de luces lo que yo no encuentro y me hallo aquí sin haber
descubierto nada, sin haber sido nadie ni haberlo intentado porque los rostros
de los demás se han encargado de borrar mi mirada. Y me hallo aquí, arrastrando
mis muertos, recogiendo vestigios que, aun escasos, compusieron la melodía que
persigo cada mañana y se borra temprano con el tenue haz de amanecer que abre
mis ojos hasta que la realidad suplanta mis sueños de forma indecente,
arrancando la pobre sonrisa que por un momento me dejó respirar tranquila y,
afable, me regaló unos instantes de vida.
Por las palmas de mis manos abiertas se cuela
la arena de una playa lejana, que me ha dejado el sabor a la sal de su vientre,
el bullicio de las olas rompiendo, compitiendo unas con otras por besar antes la
orilla y por ser más hermosas. El azul de mil tonalidades que abarca peces,
rocas, viento, corrientes y plantas, amalgama de colores creadores de paletas
de pintores del alma. El ancestro más preciado del fondo de nuestro pasado y
resto de nuestro agonizante presente que transforma en carroña el espíritu que
en siglos pasado construyó catedrales y llamó Humanidad con sus ojos perplejos
ante el milagro del descubrimiento y posó su tiempo para beber de la sabiduría
que ya agotó el ser humano.
Miro alrededor y sólo descubro fantasmas con
las sonrisas borradas, con los ojos sin alma, repitiendo las mismas palabras
que borran de sus mentes la belleza de haber sentido en su infancia la libertad
de volar. Se han muerto las palabras y ha nacido el putrefacto olor a infierno,
donde no existe el abrazo, donde se exterminan los besos y sólo vencen los
abismos y el vacío, donde la ternura y las lágrimas han quedado desterradas
para ser sustituidas por la mentira y la inhóspita sospecha del prójimo. Y yo
me pregunto: ¿Quién está jugando al ajedrez con las piezas equivocadas?
miércoles, 3 de febrero de 2021
Querido y amado padre
Querido padre, te escribo desde otra dimensión en la que ya tú no te encuentras, pero te requiero y te pido tu ayuda. Sé que siempre estás cerca de mi y de toda la gente que te ha querido y nos susurras al oído tus consejos y tus sabios pensamientos que ya le pertenecen a Dios. Pero esto ya es un desastre querido padre. He perdido a mi familia como tú bien sabrás, aunque no me falla ni tu hermana Mercedes ni la tía Loli a las que tanto querías. Como sabrás, porque lo has debido de ver desde arriba, Ernesto está mal, aunque le quiero cada día más y nunca le fallaré.
Solo quería explicarte que estas han sido las Navidades más desastrosas de mi vida y mira que hemos pasado juntos Navidades horribles, sin entendimiento entre las personas de la familia y con caras de disgusto, como si no se dieran cuenta que podían ser las últimas Navidades para poder estar todos juntos.
Papá se me escapan las lágrimas y resbalan por mi rostro acordándome de ti, de tu imagen siempre afable, de tu risa que se escapaba en cualquier esquina y por cualquier rincón y que buscaba un abrazo que no encontraba los brazos amables que pedías para recorrer tu cuerpo con ellos y aliviar tu espíritu.
Papá, en estos momentos difíciles intento desentrañar tus mensajes y recuperar tus palabras para mantener mi identidad de la cual tú has sido protagonista inigualable.
Papá, te recupero con cada uno de mis pensamientos y te veo…te veo. Siempre serás el mismo para mí…la ternura de tu mirada, el conocimiento de tu inteligencia y el espíritu de la morada que albergaba tu alma.
Te quiero padre, como siempre lo he hecho. Un beso más allá de las constelaciones y otras dimensiones a las que un día me acercaré a ti.
martes, 17 de noviembre de 2020
Genocidio a la española
Sabido es para las personas con suficiente cultura o interés lo que la historia ha hecho con España. No voy a extenderme en este tema porque tan solo soy periodista, no historiadora. Tenemos una amplia colección de libros y de autores que nos hablan extensamente y con documentos que les acreditan, en fin, no voy a ser yo quien les dé crédito, un crédito que tienen por si mismos, sin que yo tenga que acreditarlos.
¿Qué está pasando en España que la vendemos por porciones?. ¿Vamos a seguir dejando que Marruecos bajo la connivencia del gobierno español se apodere de Canarias?. ¿Vamos a seguir ladeando la cabeza para no ver lo que está pasando?. ¿Que los bancos españoles vendan sus sucursales extranjeras?. ¿Que Telefónica, empresa líder española vaya a ser vendida a Alemania?.
¿Qué nos está pasando a los españoles?. Debe ser que nos hemos acostumbrado a la mascarilla e incluso nos gusta para no expresarnos y dejamos que RTVE nos inocule el veneno somnífero con el que que el Gobierno de Sánchez y sus adláteres (inclusos peinados a lo chino antiguo) decidan para acabar con nuestro país a precio de saldo y que el pueblo español no hable, no se mueva.
Abandonamos a los ancianos en sus residencias, sin asistencia sanitaria, y solo soltamos unas lágrimas ante los micrófonos de los vendidos medios de comunicación. No sabemos quiénes están en las Unidades de Cuidados Intensivos porque no nos interesamos de abrir una pequeña ventana para saber si nos dicen la verdad, aunque haya sanitarios que expresen su protesta ante la manipulación de las cifras y, de lo que es peor, de sus puestos de trabajo.
Los padres no se interesan de que sus hijos tengan ambulatorios para su atención (será que no es posible asistirlos con tanto trabajo), dejamos que amigos y familiares mueran de graves enfermedades sin preguntarnos por qué no fueron atendidos y, además, evitamos abrazarnos, no sea que con el abrazo hayamos decidido extenderlo para convocar una manifestación.
Y nos tragamos que las cifras de muertos las cuantifiquen los servicios funerarios y luego se las regalen al "bicho". ¿Qué está pasando en España que los españoles no nos la merecemos?
Este portal dedicado a la poesía la ha dejado de lado para mostrar la repulsa e indignación (el asco) que me produce este Gobierno, esta clase política que nos lleva inexorablemente a la ruina. Empresas, comercios, hostelería cerrados y los pretendidos ERTES no llegan a nadie. Perdonen, pero además de ser un insulto es una falacia coordinada para someternos, doblegarnos y arruinarnos.
Quien esté detrás de todo este entramado me empieza a traer sin cuidado porque lo que me repugna es que españoles que ocupan el Congreso, las Autonomías y el Senado que nos dirigen con sus leyes hechas a medida para sus coartadas se estén riendo de nosotros a mandíbula batiente y, eso sí, cobrando los sueldos a su medida para salir indemnes de toda su mentira y poder vivir del lujo a costa de nuestra miseria.
Pero la codicia es mala consejera y bajo los cimientos de sus bellas casas ya hay muchos muertos, y en sus camas, en sus almohadas, no podrán dejar de escuchar los latidos desesperados de los niños con hambre y de las mujeres y hombres desahuciados, que solo tienen tiempo para esperar su turno en una cola interminable con el único fin de poder acaparar algo para alimentarse.
Si ustedes, señores políticos, supieran lo que es la ternura del pan y el agua de un botijo...caerían muertos de envidia.
jueves, 12 de noviembre de 2020
Razones para sacrificar al verso
Aparco mi coche, apago los destellos de las farolas para que no me alumbren, para que no me sientan y escucho la monotonía del silencio queriéndome hablar en un extraño lenguaje que no entiendo.
Pobre alma entretenida en juegos adversos, en distancias que no comprendo de razones para ser sacrificadas al verso, pobres palabras que ricas en su nacimiento no llegan a comprobar la textura del alcance de su espuma, de las olas que las elevan al cielo para respirar las miríadas de estrellas que engullen con su belleza su significado profundo y...sin embargo...vuelven a ser ellas...más sabias ...más hermosas.
Otra vez, las manos vacías y el corazón enrojecido, los párpados caídos hacia la tierra que hicieron muchos días que volaran hasta un infinito que no sabe del abrazo humano para medir sus distancias.
Pobres lágrimas que intentan precipitarse hacia pozos insospechados, sin pensar que el negro que oscurece ese hueco profundo no es más que la distancia que hallamos entre nuestra tristeza de los tiempos cosechados y la esperanza incierta que nuestros sueños nos forjan cada día que queremos vivir. Un llanto a la poesía que tanta falta hace para volar, para esculpir las sonrisas que provocan ángeles.
Isabel Martínez Pita
miércoles, 11 de noviembre de 2020
Te dedico esta sonrisa
Te dedico una canción desesperada, indolente, absurda, dedicada a tu mirada, a tus manos voladoras, a tu sonrisa, esa que arranca de tu rostro y finaliza en las nubes de tu alma.
A esa risa que juega a ser conmovedora y llena mi tiempo de brillos amarillos y celestes infantiles.
Te dedico un tiempo al juego de tu cuerpo acariciando el mío, resbalando nuestros sueños entre sábanas que se resisten a ser domadas y se enredan entre notas musicales que pretenden no olvidarse y aún así mis brazos te liberan de tu nombre y tu apellido como pájaros en tiempo de otoño, recogiendo su estancia para darles lugar a otra morada.
Te dedico las palabras que en mi garganta se agrietan del lodo de tantas lluvias acumuladas y pretenden diseñar espacios donde acoger recuerdos hechos girones para hacer almohadas donde reposar las cabezas cansadas y las ideas hostiles sin tejer filigranas ni arabescos, tan solo remiendos a las piezas descosidas y rotas.
Te ofrezco estas caricias de suspiros ajados, de lágrimas de origen ya incierto y de futuros muertos.
Pero todavía estoy ahí, en un hueco oscuro, acechando el momento adecuado para despojarme de mi piel y percibir el aliento de las horas que ensombrecen mi nombre y desdibujan mi pasado, escondido e ignorante de la presencia de las alas de los cuentos y de los infinitos atardeceres que se resisten al olvido.
Isabel Martínez Pita
miércoles, 21 de octubre de 2020
miércoles, 12 de agosto de 2020
El mar al que me sumerjo
Vuelvo a sumergirme en el mar desnuda, intentando alcanzar sin aliento aquella profundidad que hacía olvidarme de mi misma, aquel susurro del agua que no era sino el canto de bondad con que me envolvía y me hacía descender hasta perder mi razón para adentrarme en el seno de su inconmensurable misterio.
Vuelvo a agitar mis brazos para expandirme en su universo y no pensar, porque el mar es más que suficiente pensamiento, hasta perder los límites, hasta perder la geografía y olvidarme de mí misma. Nada me faltaba en ese espacio que me arrebataba todos los sufrimientos, que me hacía libre, impúdica, ingrávida y materialmente etérea.
Vuelvo a sentir las alas poderosas de su fuerza que me hacían bucear hasta querer dejar de percibir el oxígeno que me devolviera a la penosa y pesada realidad del paisaje con el que siempre hay que enfrentarse, porque el fondo del mar me hace olvidar las palabras con las que hay que hablar, el esfuerzo para poder caminar y la cantidad de lágrimas que hay que derramar para llegar a conocer los sentimientos.
Recuerdo, mar, tu sutil sintonía con mi cuerpo, con mis sueños, con mi lejana infancia, con la risa que brotaba alborotada de un origen feliz, ajena a la edad, lejos de los coloquios humanos y desinteresada de los oficios de la vida adulta.
Eres, mar, la copa y receptora de mis más íntimos sentimientos, capaz de ser el matraz que transforma mis debilidades en ricas aristas para poder reflejar tu rostro en un lienzo.
Por Isabel Martínez Pita