Sólo quiero dormir. Mi cuerpo tiende a apropiarse de la
gravedad y facilitar su propensión e inercia hacia el suelo porque mi cabeza
pesa más por sus pensamientos que por su cerebro. Sólo quiero dormir para anestesiar
todo aquello que me impide soñar y todo aquello que no puedo acariciar. Mis
ojos añoran las grandes extensiones en las que mi espíritu abría las alas para
imaginar todo aquello que mi alma necesitaba y todo lo que alimentaba mi
mirada. Sólo deseo dormir para no empobrecer con mi calendario las ansias de
una plenitud inalcanzada y sólo deseo dormir para no pensar en mañana.