Inexorable Otoño
El otoño lucha por imponerse sobre un verano ya tímido y débil que, sin embargo, intenta no perder sus redaños. Inútil tarea la del pobre verano que mansamente se ve obligado a darle paso a la tercera estación del año y quedan en el recuerdo los agradables y extensos días cálidos que incitaban a la expansión, al baño y a la ropa ligera despreocupada que nos concedían la ilusión de una juventud renovada.
Pero el sentido de la vida nos obliga lentamente a aceptar la pérdida de vigor que con el otoño nos espera para, finalmente, adormecernos y claustrarnos en el frío invierno que tomará su relevo tras un periodo de aceptación sumisa con el que el otoño se resarce en nuestros espíritus, demasiado acostumbrados a aceptar las premisas del tiempo.
Los párpados de los más sentidos caen lentamente, obligados a aceptar las cadenas inexorables del espacio que se reduce a sí mismo, del viento y la lluvia que acompañarán a las tristes temperaturas que nos obligarán a cubrir nuestros cuerpos y desposeernos de la calidez del Sol que inundaba con su tierno abrazo nuestros sentidos.
Pobre verano que tendrá que aceptar su relevo.