Una sonrisa es una ventana abierta al abrazo, y acompaña con la mirada que se dibuja en la expresión del rostro, por inercia, a una invitación a compartir la intimidad del espíritu, siempre dispuesto a quien la expresa hacia el otro.
Hay sonrisas también falsas e hipócritas, pero éstas se quedan gélidas en el momento. Una sonrisa es necesaria para aliviar el alma y sentir que la naturaleza fluye por nuestras venas y necesita reencontrarse con el material sensible del que estamos hechos los seres humanos.
Una sonrisa es la esencia que emana de forma fluida y espontánea del corazón, emitiendo ondas expansivas en el cuerpo, acercándonos a la Esencia divina de la que todos formamos parte.
Una sonrisa nos abre caminos, nos ayuda a continuar el paso, incierto muchas veces si carecemos de ella. Una sonrisa es un alivio expansivo que logra abrir los poros de nuestra piel y, si atendemos a las consecuencias que provoca, comprobaremos que nos une al Universo.