Ella arranca una a una con sabiduría cada astilla de mi corazón y su mirada azul es el mejor de los ungüentos contra el dolor. Ella vuela a mi alrededor y desafía al viento con las pequeñas astas de sus brazos enloquecidos por querer acaparar al mundo con su errática y precisa melodía. 

Ella posee el elixir de la vida en su sonrisa y lo expande con su risa, y no deja hueco que quede indiferente a sus pequeños pasos todavía inciertos , pero convencidos de pisar más fuerte. 

Ella es el hálito de los duendes y doncellas de los cuentos y devuelve el color a los grises más vulgares de la existencia. Ella es la estrella que olvidamos que existía y agita los recuerdos hasta hacerlos huecos e indiferentes porque se ha empeñado en hacernos más valientes. 

Con ella descubro un nuevo planeta forjado de sueños, observo a través de sus ojos azules la inmensidad del cielo protector y escucho entre sus palabras las claves recónditas de un tesoro deseado. Olivia es el tacto, es la mirada valiente que se atreve a mirar fijamente para exigirte respuestas. Gracias por dejarme disfrutar de la cercanía y sabiduría de Olivia.