Cuando un brazo rodea mis hombros y riega mis ojos una
sonrisa, dejo que se apoyen sus pupilas en el mar que se convierte mi piel y me envuelven en un paradero
ingrávido, donde el entorno pierde sus perfiles y se funden las bastas
realidades surgiendo armoniosas melodías.
Me mezo en el aire de ese sueño inabarcable y extiendo mis
brazos como livianas alas.
Vuelo..vuelo lejos donde nadie que no esté a mi lado puede alcanzarme.
Me precipito en el océano y me sumerjo dulcemente en ese hogar que me dio vida.
Entonces
descanso, la soledad me acompaña, me ofrece fantasías, y es el azar el que se encarga de trenzar mis sueños.
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