¿Son las ideas perdurables? Me temo que no, que no tenemos el tiempo de
los niños para ahondar e incorporar en nuestra mente y espíritu la
trascendencia de algunas claves que nos ofrecen ciertas personas a las que sí
se les permitió hacer el trabajo de orfebre de cincelar su pensamiento.
Pero la
falta de tiempo crea aborregamiento y alienación, crea desidia y alimenta las
musarañas con las que tupimos no solo los ojos sino hasta la sensibilidad de las yemas de los
dedos.
Somos víctimas de nuestro tiempo y dejamos confiadas nuestras emociones
o incluso nuestras epístolas a esa “nube” que, con nombre poético, no es más
que un grupo de empresas que dirige nuestras vidas.
Pero esa nube, como todas
las demás, puede desintegrarse fácilmente y borrar en pocos segundos la memoria
humana. ¿Nos encontraremos perdidos? Creo que no, simplemente porque al ser
humano le sobra ya el pensamiento y la capacidad de acercamiento; el espacio
inmenso de las horas en calma que permiten extender hasta la lejanía las
sensaciones sutiles que nos ofrece la naturaleza.
El halo de humanidad que
describen los libros de otras épocas no lo encuentro entre los eriales
inhóspitos que tejen el consumo y la ambición feroz de posesión que conducen a
los hombres a las guerras y enfrentamientos y....sin embargo, nos hacen pensar
que siguen existiendo buenos y malos, y trazan la geografía al gusto de las
grandes compañías para presentarnos al resto de los mortales un cómic de dudosa
veracidad.
Siento que tantas personas como somos no seamos capaces de rasgar
las vestiduras a esa mentira que huele a podrido, por eso creo que las ideas
han muerto.
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