El amor es una cruz de muerte, una cruz de vida. Tierna es su mirada y su ausencia cruel. Hay amores inútiles donde el deseo se estremece en sueños estériles y secos, donde las manos encuentran su gélida frontera en una almohada y los labios depositan su propia saliva en las sábanas. Hay amores que se cobijan en el miedo e ignoran el estallido del contorno del cuerpo romper contra las olas. Hay amores cobardes que pierden su sentido y mojan la arena, hasta desaparecer su huella. Hay recuerdos que se quiebran y palabras que se olvidan, hay nombres que no se quieren repetir y paisajes que se quieren olvidar. Hay rastros de sombras que me persiguen y me agobian. Hay un profundo vacío en mis ojos que perfora mi alma, que se acuesta conmigo cada noche y me levanta cada mañana. Hay momentos en que la muerte solo es el perdón de mis pecados.
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