lunes, 13 de septiembre de 2010
No siempre, pero a veces
Me agota el tiempo que no vivo,
La mirada perversa de un amigo.
Me agota el rostro cansado de un anciano
Y me agota el cigarro que aspiro.
Me agotan las leyendas y los recuerdos..
Me agota el hastío.,
Las palabras sin sentido y los pensamientos vacíos
Me agota el aire que respiro.
Me agotan las gaviotas con su incesante alarido
Me exasperan las lágrimas de los desconocidos
Y huyo de las manos que se esconden en los bolsillos.
Me cansa el espejo en las mañanas
Con esa misma mirada preguntándome por qué existo.
Y vuelta a empezar y andar,
Recorriendo la celda en la que habito.
Me hablarán de Dios y recordaré
El graznido de los avestruces.
Que nadie intente hablarme de amor
Porque es un jardín prohibido.
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