Solo los gatos vienen a verme y ni siquiera ellos conocen mi nombre. Me han engendrado para la soledad, han pintado de vació mi hastío. Mi mirada se desvanece en la oscuridad sin prisas que me aletarga, que no me deja respirar. Han colocado fetiches a mis espaldas sin preguntar cuáles eran mis promesas, han barrido el hálito de los paisajes y han quebrado los cristales que componían las figura esenciales. Me han roto los colores y han destrozado el sonido de mis versos, pobres canciones de angustia, presas de un pasado que se acumula en mis venas. Me han hecho huérfana antes de tiempo. Han paralizado la existencia para que muera en vida.
miércoles, 30 de junio de 2010
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