Se me ha agostado el vientre, la juventud se me ha quebrado y recuerdo mi pasado encerrado entre las páginas de un libro. Esperaré cómo se marchita mi piel y cómo se consumen mis pechos sin haber florecido todavía. Permaneceré inmóvil ante la pesada noción de los días que me arruinan y mis besos serán leyenda de un naufragio que nunca tuvo vida. Calmaré mi sed con la lluvia y vestiré de luto mis palabras, mi mirada será lejana como el horizonte cuando anochece y mi amiga será la Luna. Abrazaré la almohada para sentirme amada y mis manos recurrirán a las ventanas para aliviar mis heridas. No tendré miedo de las flores porque ellas no me reconocerán cuando las llame por su nombre y el viento dejará de acariciar mis mejillas. Se calmarán las tormentas y se aliviarán los duendes de no haberme encontrado todavía. Buscaré entre las espigas aquellas que me alimenten y saciaré mi soledad con la melancolía. Olvidaré mi pasado y mi futuro y dedicaré mi tiempo a las hormigas.
lunes, 5 de abril de 2010
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