El rumor de una noche sin sueño es como la plenitud de un instante recobrado. Intentando sortear amaneceres que me esquivan y arrinconan en los lugares comunes donde se diluye la frágil eternidad del reencuentro.
Por obviar he perdido el tacto y silencio mi mirada con palabras obscenas.
Me hallo siempre en el mismo cuadro. Soy ese árbol, al fondo, al que no le agita el viento y permanece observando una historia que no le pertenece.
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